DE FUENSATA A
SANTIGO EN BICICLETA
Un Sueño hecho
realidad
Todo comenzó una tranquila tarde
del invierno pasado, cuando comenzamos a idear nuestra gran aventura, y a la
vez uno de nuestros sueños por cumplir. Debido a nuestra actual situación
personal y laboral, vimos que era el momento idóneo para intentar lograr llegar
a Santiago de Compostela desde nuestro pueblo, una ilusión que llevábamos
arrastrando desde hace ya varios años. No iba a ser la primera vez que
llegábamos a Santiago como peregrinos, ya que este seria el tercer camino que
haríamos, seguramente el mas deseado y el mas especial.
Comenzamos a informarnos sobre la
ruta que deberíamos de seguir, ya que podíamos elegir entre varias alternativas
bien el camino de Levante o el del Sureste los cuales se van entrelazando hasta
Zamora, donde se unen con el camino francés, la vía de la plata y el camino
Sanabrés hasta Santiago de Compostela. De esto se encargo Juan, así como de
inventariar todo el material que íbamos a necesitar tanto para las bicicletas
como para nosotros.
Día tras día íbamos solventando
dudas y teniendo las cosas mas claras. Organizamos las etapas guiándonos con
información que buscamos en Internet ya que hay muchas páginas webs y foros
donde lo explican todo muy muy bien, y también adquirimos una guía sobre el
camino de Levante, (de la asociación amigos del camino de santiago de la
comunidad valenciana), que fue el que decidimos seguir hasta pasar Zamora, y
después conectar con el camino Sanabrés. ¿Porque no decidimos continuar por el camino
francés que es el mas conocido? Pues básicamente porque este ya lo recorrimos
durante el primer camino que hicimos, comenzando en Sarría hasta Santiago y lo
hicimos por el camino francés, así por no repetir camino elegimos ir por el
camino Sanabrés.
Estudiamos los kilómetros que
deberíamos de hacer, los perfiles de los terrenos que íbamos a recorrer,
poblaciones por las que íbamos a pasar y en las cuales debíamos de parar para
comer, comprar o hacer noche.
En total sacamos que nos
esperaban por delante unos 1000 kilómetros aproximadamente, repartidos en
14 o 15 etapas, y pusimos fecha de salida, el día elegido seria el 16 de Mayo,
después de la romería de traslado a la virgen de los Remedios a La Roda.
Comenzamos los
entrenamientos, sobre un mes antes de partir, saliendo todos los días que
podíamos, y los fines de semana hacíamos tiradas mas largas de entre los 60-70 kilómetros .
También comenzamos a salir algún día con las alforjas en las bicicletas y
cargadas con botellas de agua para simular más o menos el peso que teníamos
pensado de llevar. Y poco a poco se nos acercaba el día de partida.
Y llegó, el día 16 de Mayo, el
despertador nos sonó a las 7 de la mañana, ya que queríamos salir lo más
temprano posible, cargamos las bicis, nos compusimos nosotros, y a las 9 de la mañana ya estábamos listos para
partir, después claro de la despedida tan especial que nos hicieron familiares
y amigos, en ese momento éramos un manojo de nervios.
Salida desde la plaza mayor de Fuensanta |
Salimos desde la plaza mayor de Fuensanta, y nos dirigimos por
la calle La Virgen para salir del pueblo y dirigirnos hacia La Roda, donde nos
esperaba nuestro amigo Paco de Planet Bike, para despedirnos de él también, ya
que nos ha ayudado mucho en preparar nuestras bicis y tenerlas a punto, así
como con la equipación y ropa que llevábamos. Juan se ha encargado de hacer el
diseño de nuestras camisetas personalizadas que hemos utilizado durante todo el
viaje. Pasamos por La Roda, después Minaya, Casas de los Pinos y San Clemente,
donde paramos a comer porque también nos esperaban unos amigos para despedirse
de nosotros, y donde nos llevamos una grata sorpresa, ya que nuestra amiga
Lorena nos había preparado una rica tarta de santiago para que nos la lleváramos.
Continuamos la tarde hacia Las Pedroñeras, El Pedernoso, Mota Del Cuervo y El Toboso, donde después de casi
100kilómetros
terminamos la primera etapa, y paramos aquí porque nos habían hablado de la
posibilidad de pernoctar en un convento, y nos agrado la idea. Las sensaciones
del primer día habían sido muy buenas, aunque habíamos hecho muchos kilómetros,
el tiempo nos acompaño para bien, y nosotros nos sentíamos genial.
Molinos de viento en Mota del Cuervo |
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Segunda etapa,
madrugamos, y para desayunar nos comimos la rica tarta de santiago que nuestra
amiga nos preparó. Ese día nos quedaban por delante unos 80 kilómetros , desde
El Toboso, hasta Mora (de Toledo). El camino fue muy llano durante toda la
mañana, y rodamos bastante rápido, pasando por Quintanar de la Orden, La Puebla
de Almoradiel, Villa de Don Fadrique, Villacañas, Tembleque, entre otros, pero
durante la tarde el terreno cambió, y cuando comenzamos a introducirnos en
enormes campos de olivos de las tierras de Toledo, hasta llegar a Mora nos
esperaba una larga subida y elevada, y a media tarde terminamos nuestra segunda
etapa en Mora.
Mora (Toledo) |
Tercer día, desde Mora hasta Torrijos, unos 75 kilómetros , la
mañana fue bastante amena, y rápida, ya que antes del medio día ya estábamos en
Toledo, donde paramos unas horas para comer, visitar la ciudad, y algo muy
importante, hacer la colada, ya que en dos
días no habíamos podido lavar la ropa, y el equipaje era limitado. En Toledo
encontramos una lavandera autoservicio donde pudimos lavar toda nuestra ropa en
poco tiempo. Nos detuvimos bastante en Toledo, la verdad, y se nos hizo un poco
tarde para continuar, ya que aun nos quedaban unos 35 Kilómetros . hasta
llegar a Torrijos. Pero durante toda la tarde tuvimos tiempo suficiente para
llegar antes de ser de noche.
La cuarta etapa la comenzamos con un pequeño contratiempo, una
vez recogido todo el equipaje, y las bicicletas preparadas y cargadas, ya casi
a punto de salir del albergue municipal donde habíamos pernoctado la noche
anterior, Juan se dio cuenta de que la rueda trasera de su bicicleta había
pinchado y estaba en el suelo, ¡vaya faena!. Pues nada, a desmontar otra vez el
equipaje de la bicicleta y arreglar el pinchazo, cierto es, que este pinchazo
lo llevaba arrastrando desde el primer día, pero su cámara antipinchazos había
hecho bien su trabajo. Fue rápido en hacer la reparación, y en menos de media
hora ya estábamos rodando para comenzar etapa. Hoy ya llegábamos a la comunidad
de Madrid, y encima esa noche nos
esperaba una grata visita. La mañana fue bastante amena pasando por bonitos
pueblos como Maqueda, Escalona (donde paramos a comer en un tranquilo y fresco
parque municipal), pero la tarde se presento mas complicada. Nada mas salir de
Escalona, nos encontramos una fuerte bajada empedrada que tuvimos que bajar
caminando, y a unos kilómetros encontramos un río, no muy profundo, que tuvimos
que cruzar a pie, puesto que no había ningún puente para atravesarlo, después
unos largos kilómetros de subida bastante complicada, y ya cuando el camino se
mejoraba, nos soplo fuerte viento de cara. Llegamos a Almorox e íbamos bastante
cansados, la verdad, pero aun nos quedaban aproximadamente unos 18 kilómetros para
llegar a nuestro fin de etapa que era San Martín de Valdeiglesias. Sabíamos que
nos quedaba un puerto de montaña que atravesar hasta San Martín, pero fue mas
de lo esperado, nada tenia que ver con lo que nos ponía en las guías que
llevábamos. Y esto termino de rematar nuestro día, muy cansados. Pero llegar a
San Martín tuvo su recompensa, el hostal donde nos alojamos fue uno de los más
bonitos de todo el camino, y la visita de nuestros primos de Madrid nos hizo desconectar mucho, porque el viernes ya sabíamos que iba a ser
otro día duro también.
Amanece el quinto día, viernes, y no comenzó nada bien. Nos levantamos muy cansados, Juan recibió una mala noticia de su trabajo, la cual nos hizo por unos minutos plantearnos el cancelar el viaje y volver a Fuensanta, aunque poco podríamos hacer nosotros con volver. Tomada la decisión de continuar, proseguimos el camino con muchas ganas de llegar a Ávila. Ya estábamos preparados para enfrentarnos a los temidos puertos de montaña de “Cebreros”, “Arrebatacapas” y “El Boquerón”, a si es que con esto lo digo todo, tres puertos en un día, unos55 kilómetros , un día
bastante caluroso, duro, muy duro, de los que mas en todo el camino, pero
llegamos a Ávila, donde nos esperaba una gran recompensa, un día de descanso.
Continuamos otro día más, desde Toro hasta Montamarta, pero
haciendo una parada en Zamora, donde nos esperaban unos amigos. Rodamos muy
rápido por la mañana, en menos de dos horas llegamos a Zamora, y allí hicimos
una parada para visitar la cuidad y comer con nuestros amigos. La tarde comenzó
a estropearse, se levantaron nubes y bastante viento, y proseguimos al mismo
comer. A media tarde ya estábamos hospedados en nuestro destino. Nos libramos
por los pelos de la lluvia.
Novena etapa, en la cual
ya dejamos el camino del Levante, para adentrarnos en el Camino Sanabrés, donde
se va percibiendo la esencial real del camino, sobre todo a través de los
paisajes y las construcciones de las poblaciones. Salimos de Montamarta atravesando un gran
pantano que hay cercano a la población, para encaminarnos hacia Tábara. Rodamos
por un terreno bastante llano, de los pocos que nos quedan. Tras retomar el
camino después del almuerzo, nos encontramos con otro bicigrino que iba solo y
nos paramos un rato a conversar con él, a Juan le encanta conversar con los
peregrinos, sean nacionales o no. Aunque después seguimos cada uno por nuestro
camino, no sabíamos que después nos volveríamos a encontrar en el albergue, y
seriamos compañeros de viaje unos días más. Actualmente es un gran amigo. Una
de las cosas bonitas que tiene el camino son las personas que se cruzan y los
lazos que nos unen. Algo que engancha. Llegamos a Santa Croya de Tera, nuestro
fin de etapa, y nos alojamos en el primer albergue típico del camino, que ya lo
estábamos deseando. Por la tarde visitamos una pequeña Hermita con mucha
historia sobre el camino de Santiago, y sobre el apóstol. Es la Hermita
románica más antigua de la provincia de Zamora, y donde se alberga la escultura
más antigua que se conozca de santiago peregrino. La visita fue impresionante,
sobre todo por la historia que ese lugar tiene. Pudimos disfrutar del lugar, y
de la compañía de nuestro querido amigo José María de Fuengirola, que poco a
poco íbamos estrechando lazos.
Fueron quince días de esfuerzo,
aire, sol, lluvia, risas, alguna que otra lágrima, pero una satisfacción y
felicidad plena. Una experiencia inolvidable, y recomendable 100%.
Camino de Santiago Fuensanteño, del Levante y Sanabrés.
Amanece el quinto día, viernes, y no comenzó nada bien. Nos levantamos muy cansados, Juan recibió una mala noticia de su trabajo, la cual nos hizo por unos minutos plantearnos el cancelar el viaje y volver a Fuensanta, aunque poco podríamos hacer nosotros con volver. Tomada la decisión de continuar, proseguimos el camino con muchas ganas de llegar a Ávila. Ya estábamos preparados para enfrentarnos a los temidos puertos de montaña de “Cebreros”, “Arrebatacapas” y “El Boquerón”, a si es que con esto lo digo todo, tres puertos en un día, unos
Y
así fue, dedicamos el sábado para descansar, coger fuerzas, además de hacer
colada, comprar ciertas cosas que nos hacían falta, y conocer la cuidad. Este
día nos sentó al cuerpo genial.
El domingo continuamos con las pilas a tope, madrugamos
bastante para salir temprano, además teníamos una etapa por delante de 90 kilómetros . La
primera parada del día la hicimos en Gotarrendura, un pueblo tranquilo, bonito
y conocido porque los padres de Sta Teresa de Jesús vivieron allí, donde se
puede visitar parte de la casa y el gran palomar del siglo XV donde vivieron,
nosotros lo visitamos. Continuamos hacia Hernandancho, Tiñosillos, Arevalo
(donde hicimos la parada para comer), y por la tarde Ataquiles, San Vicente del
Palacio, y Media del Campo. La etapa se dio muy bien, pese a los kilómetros que
eran.
Murallas de Ávila |
Octava etapa, donde ya
nos adentrábamos en tierras Zamoranas. Durante este día decidimos cambiar
nuestra filosofía del viaje, no hacer tantos kilómetros al día, y poder
disfrutar un poco mas de las poblaciones por donde pasábamos. Y fue un gran
acierto. El lunes andamos desde Medina del Campo hasta Toro, un recorrido muy
cómodo, salvo la subida a Toro que fue dura dura. Pudimos llegar a primera hora
de la tarde, descansar un poco, y dar un paseo por la cuidad, que tiene mucho
para ver, y por supuesto probar sus famosos vinos. En Toro coincidimos con dos
parejas de bicigrinos que también estaban haciendo nuestro mismo camino, salvo
que ellos venían de Valencia, e iban más despacio que nosotros. Eran los
primeros que nos encontrábamos en todo el camino.
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Puente romano en Zamora |
La siguiente etapa fue desde Sta
Croya de Tera hasta Puebla de Sanabria. Un día estupendo para rodar, los
caminos muy buenos, y los paisajes preciosos. Pasamos por pequeñas poblaciones
como Calzadilla de Tera, Olleros de Tera (todos se llaman Tera debido al río
que pasa por los alrededores), Rionegro del Puente, Mombuey, donde paramos a
comer, y proseguimos la tarde por Cernadilla, que toma su nombre al cercano
embalse, Asturianos, donde en un principio teníamos planteado hacer fin de
etapa, pero el alojamiento que había era bastante pésimo, llegamos bastante
temprano a la localidad, nos encontrábamos con fuerzas para hacer unos 15 kilómetros mas, y
para allá que nos fuimos, hasta Puebla de Sanabria, y mereció la pena, llegamos
a un albergue genial, y visitamos Puebla que es un lugar precioso.
El viernes, seguimos con
la siguiente etapa, que comenzó bastante bien, buen tiempo, y concienciados de
que el día iba a ser duro, teníamos por delante algún puerto de montaña, los
terrenos iban cambiando y ya se notaba que nos íbamos adentrando a Galicia.
Nuestro primer puerto después de toda la mañana, “El Padornelo” lo hicimos
bastante bien, aunque el tiempo iba empeorando conforme avanzaba el día. Al
llegar a Lubián, estaba bastante cubierto y con probabilidad de lluvia. Paramos
a comer y a decidir que hacer, seguir o parar por hoy. Antes de acabar de comer
la tarde empeoro y comenzó a llover y a levantarse mucho aire. Por lo que
decidimos parar, y continuar al día siguiente. También nos vino muy bien la
tarde de descanso, llevábamos 6 días sin parar.
El día siguiente amaneció peor que el anterior, había estado
lloviendo toda la tarde y la noche anterior, y aun continuaba. La lluvia no era
muy fuerte, se podía rodar, y nosotros decidimos proseguir el camino. Salimos
bastante temprano, y nada mas salir, ya no enfrentábamos al primer puerto de
montaña del día “A Canda”, la subida fue dura, pero llevadera, la lluvia nos
respetaba. Pero la bajada hasta O Pereiro que era la población mas cercana fue
bastante dura e incluso peligrosa, porque comenzó a llover fuerte, y al bajar
mas deprisa las gotas chocaban contra la cara que parecían cristales rotos
clavándose. Paramos a almorzar y a
esperar que amainara un poco la lluvia, cuando vimos un momento de tregua de
lluvia, seguimos el viaje, pero poco duró, continuo lloviendo muy fuerte.
Llegamos a A Gudiña, donde tuvimos que subir otro pequeño puerto. Y allí
hicimos un paron largo. Consultamos con nuestro amigo José María, que iba unos kilómetros
por delante de nosotros, ya que él debía de llegar antes a Santiago por motivos
laborales, y nos recomendó no seguir, llovía demasiado, los terrenos eran
impracticables y a penas íbamos a avanzar. A si que, después de varias horas de
reflexión, sin parar ni un segundo de llover, y con las recomendaciones de
nuestro amigo. Decidimos hacer un pequeño trayecto hasta Ourense en autobús,
que era la cuidad mas cercana. Y donde nos volveríamos a reunir con nuestro amigo.
La decisión fue acertada.
El domingo seguía lloviendo, la
previsión era lluvia para todo el día, y
los terrenos eran bastantes complicados todo lo que nos quedaba. Puesto que íbamos
bien de días, e íbamos cumpliendo con lo que llevábamos planificado, tomamos la
decisión de pasar el día en Ourense, y proseguir al día siguiente, ya que la
lluvia amainaría durante la tarde de ese domingo. La pena es que nuestro amigo
tuvo que marchar hasta Santiago, él tenía que llegar el domingo, porque el
vuelo hasta su localidad de origen salía el lunes.
Así fue, el lunes amaneció
despejado, salimos temprano, la mañana se presentaba dura porque era todo
subida hasta Cea, unos 22
kilómetros , fuertes subidas, pero con un buen tiempo.
Proseguimos por Píeles, Oseira, A Gouxa, Castro Donzon, Puxallos, y otras
poblaciones más pequeñas, hasta llegar a Lalín. Ultima noche antes de llegar a
Santiago, los nervios comenzaban a aflorar, y creo que esa noche ninguno de los
dos pudimos dormir mucho. Ya llevábamos 15 días de ruta y se nos acercaba el
final.
Martes 31 de Mayo, ultima etapa, despertamos
temprano, y nos pusimos en camino rápidamente, teníamos muchas ganas de llegar
a Santiago, pero a la vez los nervios inundaban nuestros cuerpos, y nos daba
mucha tristeza pensar que el camino estaba llegando a su fin. El día amaneció
soleado, una temperatura ideal. Los caminos que rodamos por la mañana bastante
rompe-piernas (subir y bajar), muy característicos de Galicia, y algunos
intransitables, por lo que tuvimos que buscar alguna alternativa. Pasamos por
Silleda, Bandeira, Ponte Ulla, Capela de Santiago, Aldrei, Piñeiro, todos
pueblos preciosos. Según nuestras cuentas a media tarde estábamos a unos 4 o 5 kilómetros de
Santiago. Cruzamos por un puente de los muchos que hemos atravesado para
sobrepasar las vías del AVE, pero al llegar nos dimos cuenta que no era un
puente cualquiera, si no el fatídico lugar donde descarrilo el Alvia que va
desde Madrid a Santiago en Julio de 2013, la curva “A Grandeira”, en el barrio
de Angrois. Un lugar que ponía los pelos de punta, y en el que nos detuvimos un
momento para reflexionar. Decidimos seguir, ya sabíamos que en poco estaríamos
en la famosa plaza Del Obradorio, escuchando las gaitas, y tirados en el suelo
admirando la catedral con la satisfacción del haber llegado. Eso ansiábamos en
ese momento. Pero se hizo duro hasta llegar. Seguíamos avanzando y haciendo kilómetros,
unos 2 kilómetros
antes de llegar, ya pudimos contemplar a lo lejos las torres de la catedral.
Pero después fue todo subir y subir, duras cuestas con fuertes desniveles,
calles empedradas, vaya, que hasta ultimo momento se nos exigía estar fuertes.
La multitud de gente que comenzábamos a cruzarnos, nos avisaba que el final
estaba a unos metros, y así fue, sobre las 18:30h del martes 31 de Mayo
llegamos a la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Nos miramos por un
momento y un fundimos en un largo y cariñoso abrazo, con los ojos llenos de
lagrimas, emocionados y contentos de haber llegado y de haber conseguido
nuestro reto. Una vez repuestos, y conscientes de lo conseguido, comenzamos a
llamar a nuestras familias y amigos. Nos tumbamos por largo rato en la plaza, y
nos hicimos las fotos de rigor.
En la actualidad estamos pensando
en nuestro próximo camino. Cuando y donde, aun no lo hemos decidido, pero
seguiremos disfrutando de nuestra pasión del cicloturismo.
Juan Y María.